Cuando no existe la Navidad

Hola! ¿Cómo estás? Sabía que te encontraría aquí. He venido a buscarte porque quiero preguntarte algo. Como sabes, hace algunos días que las calles han cambiado. Las esquinas se visten con campanas y brillos que suenan a villancicos. Las tiendas se tiñen de rojos y dorados. La gente corre de aquí para allá, cargados de bolsas y compras, ajetreados por unas fiestas que se viven como todas, como si nunca fueran a terminar. Y se desean lo mejor y se envían mensajes vacíos pero originales, llenos de buenos deseos y amistad. Son fechas para la familia pero, ya sabes, yo ya no tengo familia. Cuando no se tiene familia no se tiene Navidad. Se puede vivir sin casi nada pero, no se puede vivir sin la gente a la que se quiere. Yo sólo soy un perro abandonado. Cuatro patas y mucha hambre. En la escala de la felicidad soy un cero. No tengo nada ni nadie... Pero, cuando llegan estos días mi mente se llena de pasado del olor de mi familia, de los paseos compartidos y la sensación de saber que alguien me quería. No existe mayor dolor que querer a quien no te quiere. Desear una caricia de sus manos o un «te quiero» de sus labios... Y ver que nunca llega y sentirte solo. Por eso, quiero saber: ¿Qué haces tú para olvidar ¿Cómo lo consigues?
- Querido amigo, pocos consejos puedo darte. Yo soy igual que tú. ¿Perro o gato qué más da? Tengo siete vidas pero, en la calle, duran poco. Mi familia también me echó. Quizás para mí sea aún peor. Yo llegué a casa en Navidad. Me liaron con un lazo y me convirtieron en regalo... Al principio todo fue un sueño pero, poco a poco, el cariño se convirtió en desprecio, los cuidados en abandono. Meses más tarde me abandonaron. Aprendí a convertir el cielo en techo, un agujero en una casa y el relente de la noche en mi única manta. Desde entonces, el frío y el hambre me visitan a diario. Sin embargo, lo pero es sentir que no eres nadie, que, por no tener, no tienes ni nombre con el que llamarte. Pero, sabes, ya no sueño con ellos. Al cerrar los ojos y dormir, me gusta imaginarme un mundo en el que el amor es para siempre, un sentimiento sin fin. Lleno de responsabilidad. Sin frases hechas. Con palabras llenas de sentido y poco escaparate. Un mundo sincero, con muchos «tú» y pocos «yo»... Si quieres, hoy duerme conmigo, soñaremos juntos.

Nota: los informativos locales recogieron que, el viernes pasado, tras una gélida noche, aparecieron en una céntrica plaza de Madrid un perro y un gato, los dos sin vida. Según testigos, ambos animales durmieron juntos. Eran abandonados. Muchos se preguntan cómo pudo suceder. Quizás esta historia aclare el misterio.

Raúl Mérida es presidente de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Alicante.

Información, 26/12/2007