Pierde un meñique al intentar salvar a su perro en una pelea

La propietaria del animal agresor se marchó sin esperar que llegara la ambulancia para atender al herido

Un vecino del barrio coruñés de Monte Alto se encuentra de baja tras perder una
falange de la mano izquierda al intentar salvar a su perro del ataque de otro can. Ahora, intenta localizar a la propietaria del animal agresor, que se marchó del lugar sin esperar a que él recibiera atención médica.

El hombre, de 34 años, explica que el suceso se produjo el pasado lunes, a las tres y cuarto de la tarde, en el Campo de Marte, un área verde a la que numerosos vecinos llevan a pasear a sus mascotas. Según relata, bajó con su teckel, un perro salchicha de reducido tamaño, que se puso a jugar con un cachorro de golden. «De repente apareció por detrás otro golden y se tiró a la cabeza de mi perro y lo empezó a zarandear», apunta, y matiza que su teckel iba con correa pero el otro estaba suelto y no cejaba en su empeño de atacar a su perro.

«Metí la mano y cuando la saqué me faltaba el dedo meñique de la mano izquierda», asegura. Afirma que, mientras él se mostró desconcertado en un primer momento, la dueña del perro agresor «se puso muy nerviosa y decía que eran cosas de perros». La víctima del ataque asegura que, aunque le recriminó las heridas sufridas, ella no reaccionó y abandonó el Campo de Marte sin esperar a que llegaran los sanitarios a la zona.

«Me dijo que nos conocíamos y que no iba a haber ningún problema», dice, pero apunta que, si bien es cierto que la chica le sonaba de vista, no sabe quién es. «En el barrio los que tenemos perro nos acabamos saludando todos», explica, aunque afirma que en la denuncia ante la Policía Local de A Coruña sólo pudo describir al perro y decir que la propietaria era «una chica morena con el pelo liso». «Todo fue muy rápido, pero ella podía haber esperado a que viniera la ambulancia», sentencia el hombre.

Sí se quedó con los datos del propietario del otro perro. En aquel momento su única preocupación era la mano. «Recogí un cacho de dedo que encontré, pero el corte era con desgarros y no permitía ningún implante. Me cortaron lo que sobraba y ahora me falta la falange. No hay posibilidad de recuperarla», explica.

Con una venda con manchas de sangre y con unos puntos que no sabe cuantificar, tiene mañana revisión de cirugía plástica. Asegura que su reacción para salvar a su mascota se debió a que el perro atacante era un golden, que no está incluido entre las razas peligrosas. «Un golden no es un perro agresivo y por eso le metí la mano; si fuera un pitbull no lo haría o me despediría de mi perro», dice.

La Voz de Galicia, 26/01/2007