Una pareja avilesina denuncia la estafa a través de Internet en la compra de un perro

Habían solicitado una hembra y les remitieron un macho, pero además sin el libro de orígenes (pedigrí)

Las compras por correo o por Internet tienen sus riesgos, pero generalmente no existen problemas para solucionar las deficiencias que puedan tener lo que se adquiere. Sin embargo, siempre hay excepciones y un claro ejemplo lo ha vivido una pareja avilesina que ha comprado un perro de raza Carlino a través de la red y se siente estafada, ya que habían solicitado una hembra y llegó un macho, pero, además sin el libro de orígenes (pedigrí) que habían comprometido los vendedores.

Silvia Arce estaba ilusionada con el regalo prometido por su pareja para Reyes, iba a tener un perro. Él había buscado por Internet criadores y finalmente realizó todos los trámites para hacerse con un Carlino. El compromiso de un criador, cuya dirección en Internet lo sitúa en Fraga (Huesca), era que iba a contar con una hembra y con toda la documentación necesaria para participar en concursos de esta peculiar raza canina.

Previo pago de algo más de seiscientos euros, el perro llegó finalmente a Avilés el 13 de enero, aunque a una vivienda equivocada. Pero, superado ese primer traspiés, los jóvenes por fin consiguieron el can y se encontraron una nueva sorpresa. La hembra, para la que ya habían elegido nombre y comprado su collar rosa y otros accesorios, era un macho.

Rápidamente se pusieron en contacto con los criadores para pedir explicaciones y la única respuesta que encontraron al otro lado del teléfono fue que «es imposible que nos hayamos equivocado». Además, les requirieron también la documentación comprometida inicialmente, ante la ausencia de papeles que garanticen la autenticidad de la raza del animal. En este caso la respuesta fue la petición de sesenta euros más no para recibir su libro de pedigrí que habían asegurado inicialmente, sino para recibir el comunicado de reconocimiento de raza.

Junto a Gunter, que así se llamó finalmente el perro, sólo había una hoja de papel en la que se aseguraba que existía una garantía veterinaria. Y los nuevos propietarios también quisieron hacer uso de ella, puesto que Gunter tuvo que ser llevado a un veterinario a las pocas horas de estar en Avilés porque tenía parásitos en su intestino, una enfermedad muy común entre cachorros. La respuesta en este caso desde los criadores de Huesca fue que la garantía sólo cubría la muerte del animal.

Más casos

La pareja inició entonces contactos con las asociaciones caninas de Asturias y de Madrid, así como el Club Carlinos a través de Internet. De esta forma pudo conocer que hay más casos de «estafas» desde este criadero de Huesca, que para evitar la acción de la administración y su cierre ha cambiado de nombre en varias ocasiones, aseguran los jóvenes. Incluso uno de los casos lo pudieron conocer de primera mano dando un paseo por el parque de Ferrera con su perro. Otra persona también se ha puesto en contacto con ellos y es de Gijón, además de otras repartidas por toda España.

La decepción para la pareja llega porque en estos contactos le han ido informando sobre sus posibilidades de éxito en emprender acciones contra la empresa que ha realizado la venta del perro y son casi nulas. Y por otro lado, ya saben que no van a poder tener nunca el libro de pedigrí del animal y que para obtener este reconocimiento tendrán que pasar tres generaciones de Gunter. En el caso de la certificación de la raza del animal, tendrán que esperar a que cumpla un año para que un juez lo valore y emita la certificación en la que se garantice que Gunter es un Carlino. Sobre esta cuestión también buscan asesoramiento de profesionales.

Esta pareja avilesina no quiere cambiar ahora a su perro por una hembra. Gunter se ha convertido en el rey de la casa. Como todos los de su raza tiene un físico gracioso y también tiene un carácter arrollador que enamora a todos los que se acercan a él. Lo que sí quieren es que se efectúe una inspección al criadero, para lo que ha iniciado los trámites de denuncia en la Oficina Municipal del Consumidor (OMIC). No obstante, ya les han advertido que si detrás de esta venta hay una persona física y no una empresa, no tendrán nada que hacer.

Además, la pareja pretende darle la mayor difusión posible a su caso en los medios de comunicación y en Internet «para que nadie vuelva a ser estafado y no jueguen con sus ilusiones».

La Voz de Avilés, 26/02/2007