Un perro muere electrocutado en una farola del náutico de Port Saplaya

La dueña de un perro que murió electrocutado en una farola de Port Saplaya denunciará al Ayuntamiento de Alboraya. Los vecinos están alarmados porque esta vez ha sido ‘Nuska’, pero podía haberle ocurrido a cualquier niño o adulto. El resto de farolas de la zona han sido revisadas por los técnicos.


Una vecina de Alboraya denunciará al Ayuntamiento, como responsable del alumbrado público de Port Saplaya, después de que su perro sufriera una electrocución. El suceso ocurrió el pasado miércoles. Rosa, como cada día, sacaba a Nuska a pasear. Esta vez decidieron dar una vuelta por la dársena de Port Saplaya.

Al llegar a una de las farolas, situada junto al amarre número 202, el animal empezó a “hacer movimientos. Era como si le estuvieran dando calambres y cayó al suelo”, explica la propietaria del perro. “Cuando fui a cogerlo se notaba todavía hormigueo de electricidad y sobre todo en el suelo”.

Rápidamente acudieron al lugar algunos vecinos que fueron quienes alertaron a la Policía Local, quien aconsejó a la propietaria del animal que acudiera al hospital ya que ella también había notado una pequeña descarga.

El animal, que falleció en el acto, fue trasladado al veterinario para que le hicieran la autopsia. “El informe dice que el perro murió de un infarto”, relata la vecina, “la sensación de hormigueo que yo noté no pudo soportarla mi perro”.

La zona quedó acordonada durante todo el día y ayer técnicos de la empresa de mantenimiento estaban inspeccionando la farola. “Todas las farolas tienen toma de tierra pero pudo haber cualquier derivación, sobre todo teniendo en cuenta que los días anteriores llovió y cualquier clavija pudo ser la que ocasionara la derivación”, explicaba ayer un técnico mientras reparaba la farola.

De momento y según explicaron “estamos haciendo pruebas para ver dónde esta el fallo, pero lo preferible es cambiar todo el sistema interno y la instalación de este alumbrado”, explicaron.

Sin embargo, las reparaciones de la farola no devolverán la vida al animal. “Era un doberman de 50 kilos y tenía 8 años. Igual que le ha pasado a mi perro le podía haber pasado a cualquier persona, por lo que voy a poner una denuncia para que quede constancia”, explicó.

Durante la mañana de ayer los técnicos de mantenimiento revisaron algunas de las farolas situadas junto a la dársena para comprobar su buen funcionamiento.

Por su parte, algunos vecinos de Port Saplaya criticaron el mal estado en el mantenimiento eléctrico de la zona de amarres. “Pagamos nuestros impuestos, pero situaciones como esta son lamentables, a pesar que sea un accidente”, explicaban residentes en la zona tras conocer los ocurrido.

Las Provincias, 01/02/2007