Al perro «Noel» lo salvaron de morir el día de Navidad
Era un amasijo de pelos y suciedad. Tenía el lomo quemado, heridas infectadas, sangre solidificada bajo el pelaje y miedo, mucho miedo que expresaba chillando. Así estaba Noel, un perro, posiblemente de aguas, cuando Bea lo recogió en un lodazal de las afueras de A Coruña, después de que lo descubrieran una pastor alemán y un pitbull. Era el día de Navidad y la mujer tenía que trabajar; lo arropó con mantas dentro del coche, a pesar del mal olor y las garrapatas, y pidió ayuda a través de Internet para que alguien lo llevara a una clínica, ya que ella no podía.
El único veterinario de guardia que una amiga suya encontró se disponía a salir de vacaciones. «Al ver el caso decidió posponerlas y se quedó para poder atender al perro; eso demuestra que los animales sacan lo peor de nosotros, pero también lo mejor que llevamos dentro», apunta una de las personas que ayudó a Bea tras el rescate.
Fue necesario amputarle el rabo, que tenía descuartizado, y soportó unas curas muy dolorosas, si bien el veterinario dudaba de que fuera capaz de aguantar la anestesia y quienes lo rescataron sostienen que no tenía fuerzas ni para tenerse sobre sus patas.
Ahora está casi recuperado, aunque todavía débil, y la buena noticia es que ya tiene quien lo adopte, «pero queremos dar a conocer esto porque por desgracia hay muchos Noeles». Sobre el nombre indican que como era el día de Navidad decidieron llamarle Noel , «porque tampoco sabíamos si era macho o hembra».
La Voz de Galicia, 04/01/2007
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