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martes, 17 de julio de 2007

El fiscal pide 300 € para un joven por dejar morir a su perro

Hace poco más de dos años que Thyson, un perro mestizo de cuatro años, agonizó en una vivienda de Valencia. Lo encontraron los Servicio de Embargos de los Juzgados de la ciudad, ya que su dueño estaba arrendado en este domicilio que abandonó, igual que a su mascota, tal y como denunció el pasado jueves en una vista oral la acusación pública representada por la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Valencia (SVPAP).

Acogiéndose al artículo 631 del Código Penal que habla sobre el abandono a animales, el fiscal estimó que esto es una falta y por ello pidió un pena pecuniaria de 300 euros.

Esta interpretación irritó a la SVPAP que pidió que los hechos fueran constitutivos de delito. El abogado de la protectora, Alejandro Estrems, alegó que antes del morir el perro “trató de comerse el sofá, trató de escapar arañando la puerta, se comió sus propias heces y murió deshidratado”. El problema, según Estrems, radica en una interpretación judicial del artículo 337 del Código Penal, en el que se habla de ensañamiento.

Según el abogado de la SVPAV, la interpretación de esta palabra lleva a que estos maltratadores salgan impunes de sus delitos ya que se considera que uno se ensaña “cuando se ceba contra el animal”.

Para Estrems, hay muchos casos, como el que ha llevado a S. S. M. ante un juez, “donde los propietarios son conscientes de la crueldad con la que van a morir los animales y, por tanto, hay que interpretar la palabra ensañamiento desde el sentido común”.

A esta resolución le seguirá otra, la de una mujer de Siete Aguas que se enfrenta a una pena de seis meses de cárcel por apalear a su mascota.

Las Provincias, 16/07/2007

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